En lo profundo de las catacumbas malditas de Azzilon, la resolución de Ildrin flaquea cuando sus ojos se posan en otro símbolo demoníaco chamuscado en el suelo. Su espada ha probado la sangre de demonio durante días, pero las hordas infernales persisten. Sus suministros disminuyen y las imbuciones en las que confiaba hace tiempo que se desvanecieron, dejándolo vulnerable y débil.
Pero hay una figura que no se inmuta: Husk. Vestido con cadáveres podridos que sacó de una grieta de cadáveres, Husk se mueve con una fuerza implacable, cada golpe de su arco penetra profundamente en la carne demoníaca. "¿Cómo aguanta?" Se pregunta Ildrin.
El arco de Husk brilla débilmente, una luz suave emana de sus cuerdas mientras desata otra rápida andanada con gracia y sin esfuerzo. Lo aprieta cerca de su pecho cuando duerme, manteniendo ocultos sus secretos. Con un movimiento rápido, Husk destruye al último de los inferniarcas con precisión mortal. Sus formas antiguas y retorcidas colapsan a sus pies e Ildrin da un suspiro de alivio.
Pero, de repente, Husk ve el símbolo demoníaco. Se lanza hacia adelante, empujando violentamente a Ildrin lejos de él: "¡Muévete!" Su voz truena con urgencia.
Mientras caen al suelo, algo oscuro se desliza de los bolsillos de Husk y aterriza en la fría piedra: un trozo de piel arrugado, rebosante de energía antinatural. Se siente similar al arco de Husk, pero tararea una melodía ligeramente diferente pero igualmente siniestra.
Ildrin se acerca para agarrarlo. "¡No lo toques!" La voz de Husk se abre paso, aguda como el acero. "Sellará el destino de aquellos que se oponen a mí". La mano de Ildrin flota, temblorosa, antes de retirarla con cautela. "¿Es eso lo que da poder a tu arco?" su voz está llena de asombro.
Los ojos de Husk se ponen rojos en respuesta, como advertencia y amenaza. "NO lo toques. Se lo llevaré al Forgemaster. Como hice con la piel del otro comandante. Es MÍA".
El aire entre ellos se espesa. Husk tensa su arco con deliberada lentitud y prepara una flecha, con la mirada fija en Ildrin. "¿El Forgemaster?" La voz de Ildrin falla cuando la punta de la flecha se alinea con su corazón. La sonrisa de Husk es fría como el hielo: "Él ya ha forjado tu destino".
Con un chasquido, la flecha golpea.
Un juicio final.
Próximamente: Navegando por tus misiones con una guía firme.
Content Teaser 2/2 | Feature Teaser 2/4 |
0 Comentarios